Sic et Non

25 de octubre de 2010

"En el punto de mira": Elvira Cienfuegos. Santiago Siete, 17/9/2010



CUESTIÓN DE NERVIOS

A todos nos pasa habitualmente que cuando tenemos que hablar en, o para un público, se nos acelera el pulso, la voz nos tiembla, y no sabemos qué hacer con las manos.

Ello provoca que adoptemos a veces movimientos nerviosos; un ejemplo es lo que yo denomino el efecto espectador de tenis, el público parece que asiste a un partido de tenis en el que la pelota es el orador que se mueve constantemente de un lado a otro; otro ejemplo es el típico de coger algo con las manos (un boli, folios, las gafas, etc.). Otras veces adoptamos posturas de tensión, como por ejemplo cruzarse de brazos, meter las manos en el bolsillo, o aferrarnos al atril como si la vida nos fuera en ello.

Y todo esto obedece a una razón del todo física. Dichos movimientos o tensión, generan una energía que necesitamos expulsar, ya sea provocando más movimiento, apretándonos la mano en el bolsillo, o canalizándola a través del boli, del atril, etc. Pero son señales que la audiencia percibe de inseguridad, y por tanto de poca credibilidad; y ello “contamina” el mensaje que pretendemos hacer llegar.

La concelleira “en el punto de mira” de esta semana se caracteriza por tener una imagen cercana, afable, posee una buena voz, y su comunicación no es artificiosa. Aunque realiza determinados gestos que denotan claramente su nerviosismo cuando declara ante los medios.

En sus entrevistas en televisión suele tener las manos cerradas y entrelazadas con los dedos “encadenados”, y las agita demasiado manteniendo esa postura. Sus manos por tanto no contextualizan correctamente su mensaje, que generalmente suele ser natural y bien estructurado.

Además, cuando no está segura de una respuesta u observa una pregunta delicada, literalmente se frota las manos, las acaricia. Esto obedece a que cuando sabemos que una situación es adversa, tocarnos nos ayuda a coger fuerzas, a decir, ¡vamos, yo puedo! pero también indica que estamos ligeramente a la defensiva, incómodos.

Al igual que Richard Nixon el 13 de noviembre de 1973 cuando declaraba ante la prensa por el caso “Watergate”; Elvira Cienfuegos con la mano izquierda se acaricia la muñeca derecha en aquellas situaciones en las que se siente poco segura de lo que está diciendo.

La solución no es eliminar esas señales, sino reconducirlas. En el caso concreto de nuestra edil, sería recomendable que en las entrevistas adoptara la postura de una mano sobre la otra encima de la mesa, ambas extendidas y mirando hacia abajo. Así logrará que las manos cojan vida y acompañen mejor su mensaje, arrojando mayor seguridad y credibilidad.


Santiago Martínez Suárez

Consultor político y “Media trainer”

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